Escribo esto para quien esté en Murcia, Cartagena, Lorca o cualquier rincón de la Región pensando en dar el salto a Irlanda como dentista. No es publicidad. Es un cuaderno de viaje con lo que me salió bien, lo que me costó y lo que haría distinto si empezara mañana. Si este relato te ahorra dos tropiezos y te da tres ideas concretas, habrá merecido la pena.
Quién soy y por qué me fui
Soy dentista general formada en España. Llevaba años entre revisiones, restauradora y algo de endodoncia. Me gustan las listas llenas y los pacientes que vuelven y recomiendan, pero sentía techo. Buscaba una plaza con más flujo de pacientes privados, posibilidad real de crecer en estética y un equipo con protocolo claro de handovers, coordinación de tratamientos y soporte de higienistas. También quería mejorar mi inglés en un entorno sanitario y vivir una temporada fuera.
Mi mapa de ruta
- Preparación en Murcia. Actualicé CV en inglés, portfolio fotográfico con consentimiento, cartas de recomendación y un documento con mis intereses clínicos y mis límites actuales para ser honesta durante las entrevistas.
- Búsqueda y entrevistas. Organicé entrevistas online con clínicas en Cork, Limerick y Galway. Mi regla personal fue no cerrar nada sin ver por escrito el plan de rampa, el porcentaje y cómo protegen la agenda.
- Onboarding y vida. Llegada, alojamiento temporal, trámites y adaptación a la clínica y al país.
La parte menos bonita que casi me hace desistir
Durante las primeras semanas hablé con varias consultoras y portales. Una en concreto mostró actitudes que me incomodaron. No voy a dar nombres porque no ayuda, pero hubo comentarios sutiles sobre mi acento y sobre si “encajaría” en ciertos barrios por ser española. No fueron insultos directos, pero sí un tono que me hizo sentir evaluada por algo que no era mi trabajo. Corté la relación, pedí la eliminación de mis datos y seguí adelante. Fue un golpe de realidad y una lección clara: el proceso también es para que tú evalúes a quien te acompaña.
El contraste que me hizo quedarme con otra opción
Con el equipo que finalmente me acompañó viví lo contrario. Me escucharon sin prisas, me preguntaron qué ritmo de aprendizaje quería y me ofrecieron alternativas con un nivel de detalle poco habitual: número medio de pacientes nuevos al mes, ratio de ausencias, tiempos de sillón por tipo de tratamiento y una estimación realista del periodo de rampa. Me sentí acompañada, sin promesas vacías. Esa sensación de respeto y claridad marcó la diferencia.
Cómo definí mi objetivo clínico
- Mentoría real en endodoncia molar y estética, con revisiones de casos y criterios claros de calidad.
- Agenda protegida para tratamientos largos y un plan para convertir primeras visitas en segundas citas sin saturar la tarde.
- Transición de tarifa diaria a porcentaje basada en un objetivo de utilización medible, no en fechas arbitrarias.
- Trabajo con TCO para que la presentación de planes no dependa solo de mi consulta.
Entrevistas que aportan
No me bastaba un “te irá bien”. Pedí ver protocolos de coordinación de tratamientos, cómo se gestionan recalls, quién llama a pacientes pendientes y cómo se mide el éxito en las primeras doce semanas. La mejor conversación la tuve con una clínica en Limerick. Me explicaron que el primer mes tendría tarifa diaria, que observaría casos complejos con tiempo protegido y que la enfermera principal me guiaría en materiales, esterilización y orden de bandejas. Salí con la sensación de que allí podría aprender y aportar a la vez.
Mi decisión final
- Tarifa diaria el primer mes para estabilizar ingresos mientras la agenda crecía.
- Transición a porcentaje al alcanzar un nivel de utilización acordado y auditable.
- Mentoría quincenal en endodoncia con revisión de imágenes y checklist de calidad.
- Dos tardes con coordinación de tratamientos para que la agenda no fuera un Tetris.
Registro, papeles y vida logística
Como ciudadana de la UE, el registro profesional fue directo, aunque exigente en documentación. Preparé traducciones, certificado de buena conducta profesional y pólizas. En paralelo organicé la logística: vuelo Murcia–Dublín, tren a Limerick, habitación compartida al principio y, ya con ingresos estables, un estudio pequeño. Abrí cuenta bancaria, tramité el número de impuestos y establecí un presupuesto sencillo para los tres primeros meses.
Mi CV para Irlanda: sin foto y con logros medibles
Una diferencia clave con España es el formato del CV. En Irlanda no se ponen fotos ni datos sensibles como estado civil o fecha de nacimiento. Lo que sí valoran es la claridad y los resultados. Convertí mi currículum a una sola página con:
- Perfil breve de tres líneas con mis áreas clínicas de interés.
- Experiencia en formato logro con evidencia, por ejemplo: tasa de aceptación de planes del 62 por ciento al 78 por ciento en tres meses.
- Habilidades técnicas y software clínico en una lista separada.
- CPD relevante con fechas y centros, y una línea con casos destacados.
Quitar la foto me pareció raro al principio, pero entendí que facilita una evaluación basada en méritos y reduce sesgos visuales. También simplifiqué el diseño para que fuera legible en seis segundos, que es lo que dura un primer cribado en muchas clínicas.
Cómo me ayudaron con el inglés, el CV y las entrevistas
Antes de entrevistar pedí una revisión completa. Recibí tres apoyos prácticos que cambiaron mi confianza y el resultado:
- Revisión de inglés. Corrección de expresiones en mi perfil y en correos de seguimiento, con alternativas naturales para el contexto clínico. Practicamos frases de consentimiento informado y cómo explicar riesgos y beneficios con calma.
- Actualización del CV. Reorganizamos logros con métricas simples, quitamos la foto, recortamos repeticiones y añadimos una sección de casos ilustrativos en una línea cada uno.
- Entrenamiento de entrevista. Simulacros con preguntas sobre urgencias en agenda llena, comunicación con TCO y presentación de planes con apoyo visual. Me dieron un guion de cuatro pasos para explicar tratamientos complejos sin perder claridad.
Llegué a las entrevistas con respuestas concretas y ejemplos reales. Noté el cambio en mi seguridad y en cómo fluía la conversación con el director clínico, la TCO y el equipo de enfermería.
Mi primer mes en la clínica
- Semana 1. Observación, adaptación a software y materiales. Notas clínicas con plantilla y checklist de consentimientos.
- Semana 2. Restauradora básica y diagnósticos con tiempos largos para no correr. Dos tardes con la TCO para ver cómo presentan planes con fotos y visualizaciones.
- Semana 3. Primeras endos en premolares con revisión posterior. Registro fotográfico antes y después para aprender de mis propios casos.
- Semana 4. Evaluación de rampa. Ajuste de bloques largos por la tarde y protocolo de urgencias para que no rompan la jornada.
Mes dos y tres: la rueda empieza a girar
El punto de inflexión llegó cuando los recalls se convirtieron en tratamientos y los pacientes nuevos regresaron para segundas citas. Mejoré mi discurso clínico en tres áreas clave: explicar fases con lenguaje sencillo, mostrar fotos de casos similares y gestionar expectativas de tiempo. La aceptación subió cuando yo estaba tranquila y cuando la TCO cerraba con números claros.
Dinero, tiempo y realidad
No daré cifras exactas porque cada clínica es un mundo, pero me ayudó tener referencias objetivas para calibrar expectativas. Comparé mis progresos con objetivos semanales internos y con el plan de rampa acordado. A la hora de negociar, sostener la conversación en métricas y no en percepciones marca la diferencia.
Señales de clínica sana que aprendí a detectar
Organización
- Rotas publicadas con antelación suficiente.
- Protocolos escritos de urgencias y buffers realistas.
- Briefings de equipo que incluyen a enfermería y recepción.
Calidad clínica
- Fotografía clínica como estándar, no como extra.
- Revisiones breves al final de la mañana para ajustar pequeñas cosas.
- Mentoría con criterios claros, no solo buena voluntad.
Sobre la experiencia negativa inicial
No quiero pasar de puntillas. Hubo una empresa con la que me sentí juzgada por mi procedencia. No hicieron comentarios abiertamente ofensivos, pero el subtexto estaba ahí. Decidí retirar mi candidatura a través de ellos y pedí que borraran mis datos. Fue incómodo, aunque me ayudó a poner límites y a recordarme que no debo aceptar tratos que me hagan más pequeña. Si te ocurre, documenta, pide confirmaciones por escrito y cambia de interlocutor cuanto antes.
Lo que marcó la diferencia después
Con el equipo que finalmente me acompañó sentí lo contrario. Trato profesional, empatía y transparencia. Me ofrecieron escenarios, me preguntaron cómo prefería organizar las entrevistas y medieron con la clínica para que mi primera semana tuviera huecos de observación y para que la TCO me enseñara su flujo. Pequeños gestos que, sumados, se convierten en confianza.
Consejos prácticos si sales desde Murcia
- Prepara una carpeta digital con todo. Traducciones, pólizas, referencias, fotos con consentimiento, cursos y CV en inglés.
- Ensaya entrevistas en inglés con un amigo o compañera. No necesitas perfección, necesitas claridad y calma.
- Pide siempre el plan de rampa por escrito. Cuántas primeras visitas esperan, cómo se pasa de tarifa a porcentaje y qué objetivo define ese cambio.
- Pregunta por los handovers. Quién llama recalls, quién presenta presupuestos y cómo protegen bloques largos.
- Reserva un colchón de tres meses. La cabeza se concentra mejor cuando las finanzas no aprietan.
Errores que no repetiría
Habría pedido desde el principio ver agendas reales de las últimas semanas con datos anonimizados. También habría practicado más inglés clínico específico, como explicar riesgos en estética o resolver dudas de postoperatorio. Y habría confiado antes en mi intuición cuando algo no sonaba bien.
Vida fuera de la clínica
Irlanda no es solo trabajo. El clima es cambiante, el café es más intenso de lo que pensaba y la gente saluda en la calle. Hice un mapa con trayectos a pie de veinte minutos alrededor de la clínica para conocer supermercados, farmacia y parques. Tener una rutina sencilla me ayudó a rendir mejor en consulta. Reservé un día al mes para planificar CPD y objetivos del trimestre. Cuando cuidas tu calendario personal, el profesional se ordena solo.
Preguntas que más me hacen y respuestas rápidas
- ¿Hace falta nivel C1 de inglés No siempre. Importa la claridad en consulta. Si tu inglés clínico es funcional y sigues aprendiendo, se nota.
- ¿Cuánto tardaste en adaptarte Tres meses para sentirme estable. Doce semanas dan para construir hábitos y pulir detalles.
- ¿Qué pesa más al negociar Métricas de utilización, conversión y puntualidad. Lleva números, no solo impresiones.
- ¿Repetirías la experiencia Sí. Con un plan claro y el equipo adecuado, el salto compensa.
Un único enlace que me sirvió para empezar
Si necesitas un punto de partida para ver ofertas reales y comparar paquetes de forma rápida, aquí fue donde empecé a orientarme con claridad:
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